¿Alguna vez te has preguntado si existe o no una asociación entre la contaminación del aire y la degeneración del cerebro? La contaminación del aire es una de las 5 principales causas de muerte a nivel mundial. Provoca un impacto notorio en el tracto respiratorio, así como en nuestros corazones. ¡Pero un nuevo estudio afirma que también está alterando notablemente nuestros cerebros!
Descripción general
La Ciudad de México, una capital urbana de México que atraviesa una crisis de contaminación del aire, fue el centro de esta investigación que apuntó a los cerebros de niños y adultos jóvenes. La población de prueba mostró placas, enredos y crecimientos relacionados con trastornos degenerativos como el Parkinson, el Alzheimer y la enfermedad de la neurona motora (MND).
Sin embargo, aún no está confirmado si la presencia de estos marcadores se transforma o no en enfermedades neurológicas más adelante en la vida. Las placas y los ovillos pueden acumularse en los cerebros de los pacientes diagnosticados con Alzheimer y otras afecciones neurológicas. Este hallazgo innovador ha inspirado a científicos de todo el mundo a descubrir el papel de estos biomarcadores y su mecanismo en la progresión de las enfermedades.
Fondo
Casi 9 de cada 10 niños del mundo viven en lugares amenazados por la contaminación del aire. Existe un riesgo permanente de inhalar partículas como PM2.5 y PM1, que pueden causar daños irreversibles. La intensidad del daño solo puede amplificarse con la edad debido a la acumulación de estas partículas a lo largo del tiempo.
Estudios previos han indicado que las nanopartículas como PM2.5 y PM1 del aire pueden llegar al cerebro. Pero, ¿la acumulación de partículas diminutas en el aire también puede desencadenar una degeneración neurológica? ¿Existe alguna relación entre la contaminación del aire y la degeneración del cerebro con la edad? En caso afirmativo, entonces esto podría ser una indicación preliminar de la correlación entre la contaminación del aire y enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. También arrojará algo de luz sobre la fisiología de la asociación. Por lo tanto, ha levantado las cejas de los científicos de todo el mundo. Y si de hecho existe una posibilidad, debemos saberlo antes de que sea demasiado tarde.
El estudio
El estudio publicado en la revista Environmental Research se centró en examinar el tronco encefálico de una población recientemente fallecida con una edad que oscilaba entre los 11 meses y los 27 años. Los investigadores diseccionaron los cerebros de 186 sujetos que murieron repentinamente.
Los niños no muestran síntomas de las enfermedades de Alzheimer y Parkinson, pero fueron cruciales para este estudio. Es porque sus cerebros no se ven afectados por otros factores contribuyentes relacionados con la edad, como el alcohol u otros intoxicantes químicos.
Por lo tanto, puede proporcionar una mejor evidencia para confirmar si existe un vínculo entre la contaminación del aire y la degeneración del cerebro.
¡Los hallazgos impactantes!
Sorprendentemente, incluso el tronco cerebral más joven de un bebé de 11 meses mostró anomalías cerebrales en forma de placas y ovillos. El resto de los sujetos también mostró crecimientos similares.
Además de los marcadores biológicos, los examinadores también observaron la presencia de nanopartículas ricas en metales en la sustancia negra, el área del tronco encefálico relacionada con la progresión de la enfermedad de Parkinson.
Algunas nanopartículas extraídas de los sujetos eran ricas en hierro y aluminio. Estos se parecían a las nanopartículas derivadas de la combustión y la fricción que se encuentran en los motores de combustión.
Otra observación incluyó partículas ricas en titanio similares a agujas en las células nerviosas de la pared intestinal.
Sin embargo, los sujetos de edad similar de las áreas menos contaminadas de la ciudad no mostraron ninguna de estas observaciones.
¿Significa eso que la contaminación del aire y la degeneración del cerebro están correlacionadas?
¡Por desgracia sí! ¡La sirena del peligro está sonando!
La presencia de crecimientos, placas y marañas de células nerviosas en la materia gris es una característica común de algunas variaciones de la MND y la enfermedad de Parkinson. Esta última es la afección neurológica de más rápido crecimiento en el mundo y se asocia con un daño neural progresivo.
Las nanopartículas potencialmente degenerativas allanan su camino hacia el cerebro a través del conducto nasal o del tracto digestivo después de ser tragadas. Este hallazgo presenta la contaminación del aire como un catalizador plausible en el deterioro cognitivo de quienes viven en áreas vulnerables.
Aunque no hay una víctima probada debido a estas nanopartículas, los investigadores están seguros de que su presencia dentro de áreas críticas del cerebro no puede carecer de sentido. Si un niño de 11 meses muestra los marcadores, el impacto a largo plazo puede ser catastrófico.
Esta investigación establece un vínculo petrificante entre la contaminación del aire y la degeneración del cerebro. La situación es alarmante ya que los científicos denominaron a la contaminación del aire como la Pandemia Silenciosa a principios de este año.
Por lo tanto, la necesidad de controlar la contaminación del aire ha tomado un lugar central. Necesitamos medidas efectivas para contrarrestar este problema ahora más que nunca. De lo contrario, podríamos ser testigos de algo más devastador que lo que está causando el nuevo coronavirus.
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